FAQ’s
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Preguntas Frecuentes
Respuestas de las/os profesoras/es a las preguntas más comunes
¿Qué necesito para hacer este curso?
Una vez adquirido alguno de los cursos que se ofrecen recibirás acceso a la plataforma web donde encontrarás un apartado específico con la información del curso. En este aparado te facilitaremos los enlaces a las sesiones de videoconferencia sincrónica (en directo) para que puedas acceder en las fechas correspondientes, los materiales de las presentaciones de las sesiones y los materiales adicionales que se trabajen.
Para acceder bastará con tener acceso a un ordenador con internet. Para facilitar la conexión te recomendamos conectarte con cable o estar cerca del rúter
Cuando accedas a la sesión es recomendable hacerlo desde un lugar tranquilo, limitando en la medida de lo posible las interrupciones o distracciones, con una luz adecuada y una silla cómoda. Si lo deseas, puedes tener a mano un cojín de meditación que puedes usar en las meditaciones guiadas e ir intercambiando con la silla durante la sesión.
Además, antes de conectarte a la sesión en directo, revisa la cámara, el audio y micrófono de tu ordenador para que funcione correctamente. En la medida de lo posible, recomendamos conectarse con la cámara encendida durante toda la sesión.
¿Cuánto tiempo tendré acceso al contenido?
Desde que se celebre el curso que hayas adquirido dispondrás de acceso a la web para que puedas descargar y repasar el material de las sesiones. Te facilitaremos las presentaciones de las mismas, así como material complementario que pueda ser de utilidad.
Las sesiones online no serán grabadas para favorecer el carácter sincrónico y, por tanto, no se podrán visualizar a posteriori.
¿Compasión y meditación es lo mismo?
Meditación y compasión no es lo mismo. Existen distintos tipos de meditaciones muy diversas unas de otras en función del contexto, el enfoque o el mecanismo de acción.
En nuestro caso, desde la Terapia de Compasión basada en los estilos de apego, la meditación es la herramienta que utilizamos para entrenar la compasión hacia uno mismo y hacia los demás.
¿Hay que realizar alguna postura determinada para meditar?
Existen algunas posturas recomendadas para meditar. No obstante, nosotros te recomendamos que encuentres la que tenga más sentido para ti. Que sea una postura cómoda y estable, pero sin tensión, que puedas mantener durante un tiempo.
Podrás meditar sentado/a en una silla con los pies apoyados en el suelo, la espalda recta y las manos descansando sobre las piernas, en el suelo en un cojín (zafú) o en un banco de meditación.
Las posturas más comunes desde el suelo son de rodillas o la birmana pudiendo realizar también loto completo, medio loto o cuarto de loto. En todas estas posturas lo más importante es que la cadera permanezca por encima de las rodillas y que ambas rodillas toquen el suelo o la esterilla.
A excepción de alguna práctica concreta como es el Body Scan (o escáner corporal) no se recomienda la práctica tumbada por inducir en mayor medida a la somnolencia.
¿Qué ocurre si ya tengo una práctica habitual de meditación?
No pasa nada. Si es así te felicitamos por ello. Desde nuestra formación te animaremos a que continúes con tu práctica habitual tratando de incluir lo que vayas aprendiendo en los distintos cursos. Es posible que tanto al inicio como durante los cursos tengas que dedicar más tiempo a la Terapia de Compasión y que con el tiempo vayas encajando estos nuevos aprendizajes a tu plan de práctica o rutina de meditación habitual.
¿La meditación de compasión tiene efectos adversos?
La investigación ha demostrado que pueden aparecer de forma puntal efectos no esperados de la práctica de la meditación como son mareo, adormecimiento o entumecimiento de partes del cuerpo (sobre todo pies y piernas), dolor físico, dolor de cabeza o incremento de emociones o malestar emocional.
Por lo general, estos efectos suelen ser parte de la práctica y el aprendizaje. En ocasiones pueden estar ligados a aspectos puntuales de la postura o revelar un estado físico o emocional de la persona.
En caso de experimentar algún efecto adverso o no esperado te animamos a que contactes con el profesorado de la formación que te asesorará y guiará.
Durante los cursos te facilitaremos estrategias para que puedas abordar estas experiencias.
Es importante recordar que estos cursos de formación tienen un carácter psicoeducativo y no están destinados al tratamiento o intervención psicológica.
¿Qué puedo hacer si me duermo durante la meditación?
La aparición de sueño o somnolencia durante la meditación es algo bastante frecuente y habitual. Una de las primeras premisas será tomar conciencia de eso que está sucediendo y tratarlo con amabilidad y comprensión.
Si te duermes durante la meditación, cuando te des cuenta, retoma las instrucciones desde donde las dejaste.
Algunos pequeños consejos para evitar la aparición de la somnolencia son, por ejemplo, meditar con los ojos abiertos o entreabiertos, realizar prácticas en movimiento o utilizar temporizadores durante la meditación que te recuerden que la práctica está en curso.
Si te duermes con frecuencia mientras meditas sería aconsejable revisar tu patrón de sueño por si tuvieras que hacer algún ajuste tratando de descansar las horas que necesita tu cuerpo. También puedes revisar la hora en la que estás meditando y buscar otra hora en la que no sea tan fácil que te duermas o en la que estés menos cansado/a.
¿Qué puedo hacer si experimento alguna molestia durante la meditación?
Si experimentas alguna molestia, la primera recomendación será tomar conciencia de ella y centrarte en observar con curiosidad ese fenómeno, lo que está pasando. Una vez hayas podido ser consciente puedes volver a prestar atención a las instrucciones de la práctica y seguir la meditación en la medida de lo posible.
Si esta sensación de malestar emocional o físico se vuelve intensa y/o entraña una dificultad especial en ese momento, una instrucción general es centrarse en la respiración durante el resto de meditación y “descolgarse” o dejar de seguir la práctica de compasión que se esté realizando en ese momento. Puedes retomar esta práctica en otro momento, cuando estés preparado/a. Esto también te ayudará a valorar el ritmo al que puedes avanzar.
Si la molestia persiste o interrumpe/dificulta tu práctica puede que tengas que convertirla en tu objeto de meditación. Durante los cursos aprenderás herramientas que te ayudarán en este sentido.
Además, podrás preguntar al profesorado de la formación cómo gestionar estas molestias.
¿Qué puedo hacer si no puedo concentrarme?
Para poder seguir las prácticas de compasión es importante que puedas concentrarte y seguir las instrucciones que te iremos proporcionado durante las meditaciones guiadas. No obstante, recuerda que es frecuente distraerse y que tu atención puede variar por distintos motivos.
Si en alguna meditación puntual no puedes concentrarte, revisa si tiene que ver con cómo te encuentras o con algo de tu día. Durante la meditación trata de ser consciente de esas distracciones y cada vez que las observes puedes volver a dirigir tu atención a la instrucción concreta de la meditación con amabilidad y comprensión.
Si en general tienes dificultad en mantener tu atención puedes dedicar unos minutos a tratar de centrar tu atención y estabilizar la mente realizando unas respiraciones conscientes antes de empezar con la meditación de compasión. Puedes realizar esta práctica durante una temporada.
Aprovecha todo el ritual desde sentarte a empezar a meditar para ir centrando tu atención en lo que estás haciendo. En la medida de lo posible, céntrate en las sensaciones físicas que se producen al respirar en un punto en concreto de tu cuerpo (p.ej., fosas nasales, pecho o abdomen) y permanece sintiéndolas y observándolas durante unos minutos. Si tu atención se dispersa, vuelve a llevar la atención a ese punto con amabilidad y comprensión. Este será el punto de partida y la instrucción fundamental. A algunas personas les resulta de utilidad contar respiraciones. Por ejemplo, al inhalar y exhalar cuentas uno hasta llegar a diez y vuelves a empezar.
¿Qué puedo hacer si tengo dificultad para visualizar?
Las prácticas de Compasión pertenecen al grupo de meditaciones constructivas o generativas y una de sus características es el uso de la visualización. Nosotros te iremos proporcionado instrucciones en cada meditación para que las puedas seguir.
Algunas personas pueden tener mayor facilidad que otras para imaginar o visualizar. Aunque este es un aspecto que se pueda entrenar con la práctica, lo más importante será que puedas sentir esa visualización o conectar con lo que estás evocando con la meditación. Con la práctica estos aspectos te resultarán más sencillos.
¿Es necesario tener experiencia en mindfulness o meditación para hacer este curso?
Para el curso de Fundamentos ABCT no es necesario tener experiencia previa en mindfulness o meditación. Durante el curso te iremos proporcionando todas las herramientas necesarias para poder seguir la formación. Encontrarás material teórico, práctico y recursos para apoyar tu aprendizaje. Además, podrás graduar la dificultad de tus prácticas en función del punto en el que te encuentres adaptándote a tu situación actual. A medida que te vayas sintiendo más preparado/o podrás ir profundizando según consideres.
Para poder inscribirte al curso de Formación para Instructores/as ABCT sí existe el prerrequisito de haber realizado el curso Fundamentos ABCT y acumular un año de práctica individual después del mismo.
¿Para qué capacita el curso o cada uno de ellos?
El curso de Fundamentos ABCT está dirigido a cualquier persona interesada en conocer la Terapia de Compasión basada en los Estilos de Apego para que pueda aplicarlo en su vida cotidiana y mejorar el bienestar. Este curso será requisito para poder avanzar en el itinerario de formación y poder convertirse en instructor/a.
El curso de Formación para Instructores/as ABCT es una formación completa y rigurosa que capacita para ser instructor de la Terapia de Compasión basada en los Estilos de Apego.
Evidencias científicas
Descubre cómo los resultados del programa demuestran que los participantes aprenden a conectar con recursos internos.
Estos les permiten manejar de forma más eficaz situaciones que anteriormente les causaban malestar y/o incomodidad, pudiendo desplegar estrategias más eficaces y positivas.
